Mal y de malas
MADRID, España.- Con demasiadas
tornas el Real Madrid se impuso en los octavos de final de la Champions League por
marcador global de 5-4 al Schalke 04, con par de anotaciones de Cristiano
Ronaldo y otra de Karim Benzema en el partido de vuelta (3-4), disputado anoche
en el estadio Santiago Bernabéu, que abucheó a un alicaído conjunto que
presumió de histeria colectiva. Pareció emerger de entre los escombros de un
futbol de academia para mantenerse en pie de guerra. Que le de gracias a la
íntegra resulta. Así, reescribir la
historia que desempolvó sus dominantes ansias de prosapia universal tras adjudicarse
en mayo su décima “orejona”, está en alemán.
Acogido, cauto de un rival
insospechado, a la usanza Di Matteo, los germanos aguardaron la puesta en
escena de su mejor acto: el contragolpe. Si algo saben hacer, y muy bien, es
subsanar fracturas en la retaguardia para ganar presencia cuando el oponente
duda o desatina, a lo que tanto se dedicó el Madrid en la primera parte hasta
que Cristiano Ronaldo sacó provecho por los aires de un tiro de esquina que, a
mediana altura, confeccionó Toni Kroos luego de exigirle a la grada que se
volcara en cánticos previos al cobro como avío de conjura. Llamamiento que al
minuto 25 le suministró oxígeno.
El Real Madrid evidenció de
nuevo que no está bien. Está roto, maltrecho, con el brío de sus mediocampistas
malherido y un mermado surrealismo de sus videntes en ataque. Porque el Madrid
muerde, recupera, propone… y peca, infringe mucho en la última descarga. Sus conexos
en la ofensiva han extraviado el ida y vuelta que tan bien le sentó a comienzos
de temporada. Para su beneplácito, en octavos se cruzó con un equipo
voluntarioso, que halló consuelo en su fe más que en sus nobles ideales
futbolísticos, pero ello le bastó al minuto 20 para descorchar las dudas del
madridismo, ocultas bajo la alfombra, a la postre del refute del delantero
portugués. Christian Fuchs sazonaría un encuentro que rozó la medianía. No
obstante, se le agradece. Su obstinada insistencia contagió a Huntelaar, quien
magulló el larguero para luego contrarrematar la intentona de Max Meyer, que se
estrelló en el portero Iker Casillas, antes de apretar las tuercas de la
reyerta al minuto 40.
Sin embargo, aunque vaguen
diezmados por los reveces del balón, los blancos se fían de su instinto. Al
borden del entretiempo, un centro de Fabio Coentrao por la izquierda halló
complicidad en la cabeza de CR7, quien equiparaba 2-2 la cuantía parcial de una
celebración rocosa y exponencialmente impredecible, tanto como Karim Benzema,
un exquisito en el regate como en el arte de pasar inadvertido. Al 52’,
despachó con amagues a la defensa, propició el achique dubitativo del
cancerbero y definió raso, con parsimonia, hacia el marco descubierto… pero
Leroy Sané replicó enseguida con un golazo a segundo poste que dejó sembrado a
Casillas, con la displicencia de su retaguardia como testigo.
Y volvió Luka Modric, y con
él la clarividencia. Al menos en apariencia. El Madrid, digamos, encontró
equilibrio y transiciones más solventes que de costumbre, aunque las
pulsaciones aminoraban cuando el Schalke dividía la pelota. De nuevo Huntelaar
corroboró el diagnóstico; veloz, ganó la espalda de Pepe y Raphael Varane al
minuto 84, y en un pispás divisó la intromisión de la esférica en portería
contraria. Las quinielas se desplomaron por el suelo, como la moral del
anfitrión pomposo que seguirá vivo en la Champions pero al borde de la terapia
intensiva si no se vacuna ya contra la desventurada monotonía.
ALENIEACIONES
Real
Madrid: Casillas; Varane, Pepe, Arbeloa (Nacho 83’), Coentrao (Marcelo 58’);
Khedira (Modric 58’), Kroos, Isco; Bale, Benzema y Cristiano Ronaldo. DT.-
Ancelotti.
Schalke
04: Wellenreuther; Höwedes, Fuchs, Nastasić, Matip; Meyer, Höger (Goretzka 58’),
Barnetta (Uchida 81’), Neustädter; Choupo-Moting (Sané 29’) y Huntelaar. DT.-
Di Matteo.
*Crónica publicada en el diario deportivo ESTO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario