Por: Daniel Chanona Velázquez. | TWITTER: @Daniel_Chanona
Mi primera vez.
AÚN en el receso escolar que me ampara de los madruguetes diarios, el despertador sonó a temprana hora del domingo. Por enterado no me di que la programación del mismo arrojaría su abrumador sonido “tintineante” a los albores de la disputa electoral, de la cual he de omitir comentario alguno puesto que este ciudadano no se inmiscuye en contradicciones ideológicas y no es mi labor plasmar colores a través de éstas líneas, mismas que agradezco profundamente se tome el tiempo de leer puesto que dos años llevo compartiéndolas con usted a través de ésta gaceta deportiva, sitio el cual me abrió sus puertas pasado el mes de junio del inolvidable Bicentenario y heme aquí, tecleando citadas letras como si fuesen aquellas, las de mi primera vez en el diario de los deportistas: el ESTO de Chiapas, luego de trotar agradecido por rumbos, hoy, atesorados en mi memoria, rememorando acciones de aquellos compañeros a quienes respeto y que por estos días tengo el gusto de compartir su amistad, además de poner en práctica longevos consejos que a menudo plasmo semana a semana.
Me despojé de atracos mentales y me dispuse a ejercer aquél tan juzgado derecho por quienes difieren de ello y a quienes respeto, sin embargo, fue emocionante hacerlo, puesto que aguardar unos cuantos minutos para depositar mis primeras boletas dobladas en cuatro en sus respectivas urnas significó, para un servidor, una experiencia grata al momento de su práctica, acción que, seguramente, amigo lector, ha realizado con antelación y aunque parezca una réplica de la última vez que lo hizo, siempre estará marcado por instantes peculiares, mismos que vuelven único al depósito de las hojas tachadas por la constante esperanza e ilusión. Aquello no representa la llamada “ingenuidad”, justificando las pronunciaciones poco cordiales a las que estamos acostumbrados a hacer la mayoría los mexicanos.
La cita dominical era, a la postre del voto, con el desarrollo del cotejo que marcaría una de las finales más emblemáticas en el mundo del futbol europeo, los últimos minutos de una particular Eurocopa en donde, quienes tratamos de seguirla a diario, fuimos testigos de declaraciones irreverentes cual Mario Balotelli al comentar que su amonestación tras eliminar a los germanos luego de su segunda anotación se dio porque al árbitro central le dio envidia ver su cuerpo –así lo dijo-, o hazañas majestuosas como los invictos sumados por Alemania quien desgraciadamente fue superada por la segunda mejor selección del viejo continente, sólo por debajo de la poderosa España, “furia roja” que alcanzó lo inalcanzable -tras décadas en la disputa del máximo reconocimiento europeo a nivel selecciones- por Selección cualquiera: el bicampeonato (2008/2012), abriendo un paréntesis al “marco de orgullo” al recordar el más reciente Mundial, del cual los pupilos de Vicente del Bosque también salieron avantes.
Italia progresa en la práctica del juego. La evolución es paulatina. Hablará en un corto plazo. Bendito siglo que nos permitió contemplar dicha final, misma que albergó a las más recientes campeonas del Mundo, detalle a tomarse en cuenta.
Quien evite incluir a Xavi en el once ideal de la Euro estaría cometiendo -siendo dramáticos- un pecado deportivo: 13 títulos Naciones y 13 Copas internacionales, haciendo un total de 26 momentos emblemáticos, hacen de él un tipo inigualable, ¡grande! ¿Queda alguna duda, pese a la disputa entre colores, de quiénes son los mejores equipos del mundo, bases del mejor combinado del planeta? ¿Por qué derramar lágrimas, italianos? Si llegaron haciendo magia y pecaron en el cotejo no menos importante de la reyerta. ¡Felicidades!
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