Por: Daniel Chanona Velázquez.
Remembranzas
olímpicas.
Del baúl del
abuelo… “Con humo blanco de la nube negra”.
YA
había hecho historia en los Juegos de Ámsterdam, en 1928… [Capital holandesa
que con antelación hubo peleado en dos ocasiones por ser sede olímpica, viéndose
derrotada por ciudades de mayor presencia en la época, entidad en donde por vez
primera se realizó el ritual del recorrido de la llama que saliese de Olimpia y
desembocara en los Países Bajos, siendo también éstos quienes por primera
ocasión mantuviese encendido el fuego durante todo el certamen]… Elizabeth “BETTY”
Robinson, estadounidense de apenas 16 años, quien se colgase la medalla de oro
en los 100 metros llanos; partícipe de aquella primera edición en donde las
mujeres pudieron competir en el atletismo y la natación. Fue la primera
campeona olímpica en la disciplina.
Relatan
las crónicas pasadas, que un profesor del secundario en Riverdale, al que la
joven aún no concurría en Illinois, la convenció de competir tras haberla visto
correr ¡para alcanzar el tren! En la citada presencia inaugural, Robinson
también logró una medalla de bronce en el relevo 4x100.
La
historia de ensueño llegaría entonces a su fin.
En
1931, “Betty” sufrió un accidente aéreo en dónde tuvo severas lesiones. De
hecho, el hombre que la encontró tras el incidente la dio por muerta. La
acomodó en la cajuela de su automóvil y se la llevó a un cementerio,
solicitándole al sepulturero llevarla "a la vida eterna”. Fue entonces el
enterrador quien notó ¡que aún estaba con vida!
Pasó
siete meses en coma.
Al despertar, Elizabeth Robinson se dio por enterada lo
que la hubo agraviado, pasándose un año y cinco meses sin poder caminar. Por
obvias razones se perdió los Juegos de 1932, en Los Ángeles, reyerta a punto de
ser opacada por las secuelas económicas y sociales, efectuados con éxito,
disminuyendo la cantidad de atletas participantes por la distancia existente
entre América y Europa, sólo acudieron mil 281.
Llegaría
el momento de Berlín, en 1936, Juegos Olímpicos absorbidos por la dimensión
política de aquél tiempo, convirtiéndose en el escenario perfecto para el
despliegue ideológico de la Alemania Nazi, todo se integró a la propaganda del
TERCER REICH: la estética, las ceremonias y cada competencia fue parte de del
discurso supremacista; su inauguración fue colosal ante cien mil espectadores.
Fue allí donde (aún sin la capacidad de para arrodillarse de manera adecuada
para la partida de los 100 metros) Robinson participó en los 4x100
representando a su país. La Alemania “de Hitler” la vio consagrarse otra vez:
se llevó el oro.
DETALLE
VERANIEGO: En los olímpicos conmemorados en Ámsterdam, 1928, aunque se cuidó su
organización no estuvo ajena de contratiempos que alteraron el programa inaugural:
la delegación francesa recibió la negativa para desfilar porque un día antes el
portero del estadio les impidió entrar a las instalaciones. Claro, a la postre
combatieron al alimón en aquél Frente Occidental a las desgraciadas tropas del “Führer”,
a la mitad de 1940.
“El
dolor es temporal, el orgullo es para siempre”.
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@Daniel_Chanona | CORRERO:
vitrinadeportiva@hotmail.com
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