¡Qué aburrida Liga!
SOLAMENTE es de uno… y de nadie más. Bendito año futbolístico que viste de “incertidumbre” al máximo circuito francés, inglés, italiano o alemán. Se hace valer por su tajante periodicidad. Con fecha de arranque y culminación, salirse del contexto –desde hace tiempo- suele estar “prohibido”. Si bien la mayoría de los equipos caminan presurosos (cual pastorcillos a Belén), contados son los que se aferran a la ilusión y lideran el sendero casi a punto de volar, y son ellos los que sentido suelen darle a competencias tan longevas bajo sistemas redituables pero con una dosis justa de “equilibrio”, capaz de alimentar el juego semanal, evitando dar por “concluida” la competencia un semestre antes de lo previsto, aunque la misma vislumbre a la meta a mediados del mes de junio.
Con tintes de aparente contradicción abordamos el tema en boga: el Barcelona (el mejor equipo del mundo en la actualidad) tiene a la Liga española en sus manos y no la va a dejar ir. Este fin, con practicidad y un desborde “horrorizarte” de brillante talento, apabullaron a Simeone y sus Colchoneros, quienes –increíblemente- tras dominar media hora se difuminaron en la grandeza del Camp Nou, y para la segunda parte no fueron ni la caricatura del potencial demostrado en la primera. Nada podía salir mal para los rojiblancos. Messi, Xavi, Iniesta, Jordi Alba bien cubiertos, pero cuando el lateral ¡por derecha! (Adriano) desborda y ¡de zurda! empalma la bola en la frontera del área grande con dirección al ángulo superior diestro -contrario al custodiado por Courtois- y anota… un silencio te invade la razón y propicia un descalabro “casi” inmediato. 46 puntos y contando.
Tito Vilanova ha conseguido lo inaudito: disipar de a poco la sombra que Guardiola hubo trazado en Cataluña. El equipo culé: el único capaz de sostener un ritmo de juego competente partido tras partido, el único capaz de ser irreverente con el rival y de tal forma respetarlo y darse a respetar, el único capaz de hilvanar 16 fechas sin derrota, el único capaz de desquebrajar el orgullo de “el equipo” del Siglo XX. Muy distinto es ser partidario de colores propios del antagonismo a evitar reconocer (por recelo o frustración) que sólo el Barcelona figura en la BBVA, reyerta que parece haber llegado a su fin sin que lo dicte el calendario, puesto que sumar 9 puntos por encima del segundo de abordo (el Atlético) y 13 sobre el Real Madrid da lectura solvente que si en la primera vuelta terminará invicto –seguramente- y con tan sólo un empate (2-2, frente al Madrid en la J7), nada ni nadie podrá despojarle de su título 22 en el certamen español.
Messi logró el pasado sábado el tercer y cuarto gol del Barça, firmando así 24 tantos en Liga y 90 en el año 2012 (y los que faltan). Es el décimo doblete que consigue el argentino esta temporada. Al Atleti le tiene tomada la medida: 20 goles en los últimos 15 cotejos que han protagonizado. Su víctima preferida. Leo llegó a 193 anotaciones y superó los 192 de César, convirtiéndose así en el máximo realizador azulgrana en la Liga.
Que apaguen las luces de una vez que la BBVA no dará para más. Suelo de contrastes que alberga a un club de otro planeta y a una Liga que parece perder la etiqueta.
“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”
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