“Sos” grande, pequeño
En
un mundo en donde los prejuicios son el pan de cada día, resulta necesario acordar
sin lamentos quién reinará entre los mejores del futbol internacional durante
el año en curso producto de la cadencia deportiva que lo escoltó a lo largo del
ciclo pasado. Habrá voces que discrepen en su totalidad, algunas tal vez de
manera parcial, la mayoría se sumará al eco provocado por las multitudes que
continuarán aclamando su apellido.
Es cierto, parece inobjetable que el Balón
de Oro depare una vez más en sus vitrinas. Es un bandido del arte del futbol,
capaz de eclipsar a los “no menos buenos” que con él a diario se codean. Lo
siento plenamente por Iniesta, quien se despojó del orgullo y con cotidianeidad
acudió al certamen a cumplir su labor encomendada: aplaudir, sonreír, agradecer
y reconocer que algún día, dentro de varios años, habrá que contarle a las
nuevas generaciones de qué se trata todo esto del Barcelona, deteniéndose por
obligación en el apartado de sus inmortales, sitio en donde será necesario
recurrir al diccionario en mano para adjetivar sus hazañas. Resulta una
estrategia lógica en tiempos en los que suele ser primordial explicar lo que ya
es una realidad a simple vista.
¿Por dónde comenzar entonces? Quizá, ¿por la
cantidad de futbolistas de gran calidad que han pasado por sus filas en la
época reciente? ¿Por la filosofía que parte desde La Masía del club blaugrana? O,
¿por tener al mejor jugador del planeta –avalado por sus cuantiosas cifras-,
ese que parece destinado a romper con todos los hitos de la historia del
futbol? Lo grato es que usted, amigo lector, puede tomar la arista pertinente y
desglosar con goce el relato que crea factible. Con tal, habrá quién tenga la
virtud de jactarse de haber visto jugar a Pelé, Maradona, Cruyff, Valdano,
Zidane, Ronaldinho, entre muchos otros longevos y contemporáneos. Cada quien a
su forma, a su estilo, a su tiempo y a su modo; sin embargo, tras la evolución
pertinente del deporte mundial por excelencia, corremos con la gracia de anexar
las fortunas que nos ofrece el futbol al atestiguar a quien por doquier
establece nuevos parámetros de exigencia. Es más, la celebración que éste lunes
tuvo cabida en Zúrich, Suiza, también será enclaustrada en sus récords batidos,
pues la sede de la FIFA lo vio vestir de gala por sexta ocasión en la misma
ceremonia. En 2007 tuvo que presenciar cómo Kaká se llevaba la presea bajo el
bazo, en 2008 posó junto a Cristiano, quien en las restantes ocasiones ha
seguido el protocolo de quien a sus -entonces- 21 años soñaba con adjudicarse tan
prestigiada condecoración, misma que en la actualidad –con él en el estrado-
tiene tintes de una “tradición” pasajera.
Aquél 12 de enero de 2008 perdió el Balón de
Oro por última vez, para el que había sido ternado por segundo año consecutivo.
"Escuchá, es la última vez que
te permito salir segundo, ¿está claro?", le dijo Diego Armando… y Leo se
lo tomó en serio, al pie de la letra siguió la orden de Maradona. “Sos grande, pequeño Messi”, una
ironía vuelta inmortal.
“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”.
TWITTER: @Daniel_Chanona | vitrinadeportiva@homail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario