MADRID, España.- Fue un
partido rancio, de los que se juegan con un par, al margen de finuras; con
exceso de trastabillo y de futbol, por aquello del alargue. Un partido que
recompensó al que se empeñó en buscarle a pico y pala. El solitario gol de
Mario Suárez en tiempo regular abrió camino a los penaltis, donde el acierto de
Fernando Torres facturó el boleto a los cuartos de final a nombre del Atlético
de Madrid, que derrotó por marcador global de 4-3 (3-2 p.) al Bayer Leverkusen.
No son, ni mucho menos, los
equipos más exquisitos en el juego colectivo. Ambos marchan en el cuarto sitio
de sus ligas, ambos han sido subcampeones de la Champions, ambos tienen
aficiones envidiables y ambos, también, doblegan en corazón y raza a
cualquiera. Y justo porque se parecen tanto, el Atlético de Madrid y el Bayer
Leverkusen confeccionaron, entre bufandas rojiblancas y papeles serpenteados,
un primer tiempo pedregoso, que dejó un portero lesionado (Miguel Ángel Moyà),
confetis sobre el césped y la ilusión intacta del avance capitalino.
El balón, si no tomaba
respiros involuntarios a causa de empellones reiterados en el tercio medio de
la cancha, vagaba por aire o en los botines del Atleti. Solidario, valiente,
ambicioso. Evitó desesperarse. Los bávaros dibujaron en la retaguardia una
alambrada, de esas puntiagudas, para entorpecer las intentonas del equipo
madrileño, que probó desde la esquina, sin alivio, cuantas veces quiso. Pero se
nutre de la dicha y de la suerte, se nutre hasta saciarse, hasta que rubrica el
resultado.
Suárez, un centrocampista
con fama de mejor zaguero que de artillero, redimió de la ofuscación a sus
delanteros, aún con la pólvora humedecida. Al minuto 27, falto de gracia el
Leverkusen en el rechace, y tras cobrar los vástagos del Manzanares una
infracción a su favor, el “4” cholista propició
el desplome emocional de la tribuna con un zapatazo desde el balcón del área
grande. Mandó guardar la esférica en un recóndito lugar de la cabaña enemiga. El
Atleti abrazaba una odisea.
Con la incorporación de Raúl
García, el Atlético de Madrid fue más caballeroso con la pelota. Amagó con seducirla,
con hacerla su cómplice como en antaño. García aportó equilibrio, Koke,
volanteando por la diestra, aportó intuición. Mejoró tanto el equipo que
Simeone dudó. Por eso ha salido avante, porque duda demasiado. Se ahorró el
ingreso de Fernando Torres hasta el minuto 83, cuando Mario Mandzukic se quedó
sin pulmones de tanto callejonear, de tanto ir y venir sin reparo; cuando a
punto estuvo de tumbar la puerta por segunda vez en una noche, cuando la prórroga
se colaba en el festejo.
Embustero, el tiempo
complementario extinguió la llama ardiente; o quizás fue le viento. Al oído,
sugirió los penaltis como colofón de un espectáculo insipiente. Los locales
opusieron resistencia a tentadora oferta, pero cedieron, al fin y al cabo. Si
no, pregúnteselo al “Niño”. Qué importan el desvelo y el frío cuando, después
de todo, aún se sueña con Berlín.
ASÍ
JUGARON
Atlético de Madrid: Moyà
(Oblak 23’); Gámez, Juanfran, Miranda, Giménez; Mario Suárez, Koke, Griezmann,
Arda Turan; Cani (Raúl García 46’) y Mandzukic (Torres 83’). DT.- Simeone.
Bayer Leverkusen: Leno;
Spahić, Hilbert, Wendell, Toprak; Bender (Papadopoulos 103’), Hakan Çalhanoğlu,
Castro, Bellarabi, Son Heung-Min (Rolfes 77’); y Drmić (Kiessling 69’). DT.-
Schmidt.
PENALTIS
Atlético de Madrid: García (falló), Griezmann, Suárez, Koke (falló) y Torres.
Bayer Leverkusen: Çalhanoğlu (falló), Rolfes, Toprak (falló), Castro y Kiessling (falló).
*Crónica publicada en el diario deportivo ESTO.
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