¡Sin piedad!
MADRID, España.- Diez goles.
Diez. Increíble. Inaudito. Indescriptible. Los ramos dominicales fueron para el
Real Madrid. Y el vanaglorio, y la destreza y el desparpajo. Cinco de Cristiano
Ronaldo, dos de Karim Benzema, uno más de Gareth Bale y el restante lo firmó
Diego Mainz en propia puerta. Robert Ibáñez, batiendo a Iker Casillas, entumecido
por no hacer demasiado, honró su oficio de atacante. 9-1 el marcador final.
Lerdo en coberturas y con un portero al borde de la insolación primaveral, el
Granda no intentó, ni siquiera, anteponer su voluntad.
Mantener un once tipo para los
andaluces es un calvario. Es un equipo desprovisto de identidad colectiva,
raquítico, y sin sentido de pertenencia. Los milagros se imploran cuando el
fulgor humano ya no ciega en la cancha. Cabizbajos, continuarán la procesión
camino de su anhelada permanencia.
El Real Madrid pudo haberse
abotonado el esmoquin sobre el primer cuarto de hora, y pavonearse en el vals
sin despeinarse, pero decidió tan solo acomodarse el moño. Gareth Bale brindó
en nombre del madridismo con la primera copa del festejo, servida en el minuto
25.
Recibió de Toni Kroos un pase filtrado, mal atajado por la defensa
granadina, que propició el achique enloquecido del guardavallas. Parsimonioso, el
galés lo sacó de sitio para rubricar su diana con el marco totalmente descubierto.
La botella de champán, una vez abierta, derramó goles a granel.
Cristiano Ronaldo partió a
casa enronquecido de tanto celebrar. 47 anotaciones en 41 partidos. 36 de ellos
en Liga; cinco el fin de semana. Su primera llegó al minuto 30, concesiones
dentro del área grande le permitieron disparar cruzado a segundo poste. Su
segunda la gestó a botepronto, seis minutos más tarde, tras recibir de Marcelo un
centro por la izquierda. Su tercera, al 38’, de mediana distancia, con un
trallazo “tumbaconsuelos” que encorvó las manos de un ofuscado velador de la
retaguardia sureña. La cuarta, desplomándose sobre la línea de fondo, con la
cabeza, asistido por Bale, entrado el 54’; y la quinta, al 89’, posterior al
cobro de un tiro libre. Incluso fueron pocas, comparadas con las vastas oportunidades
que tuvo durante toda la celebración. Luka Modric se cuece aparte. Jugadorazo.
Un brochazo de vanidad quedaba
en el Granada, cuyo desahogo provino del botín diestro de El-Arabi, en una
descarga que retumbó el larguero ante el lance “peliculesco” de Casillas.
Robert Ibáñez contribuyó a refrendarla, cumplido el minuto 75, con el tanto de
la honra. Los rojiblancos fueron incapaces de oponer resistencia, su negada voluntad
evitó escudar sus precariedades. Su capitán Diego Mainz simbolizó el agobio,
anotando en propia puerta el octavo de la tarde.
Karim Benzema predicó la
elocuencia del domino, al 51’ y al 55’, doblete que lo refugió pronto en el
banquillo, aplaudido. Javier Hernández ocupó su lugar. Con la testa, “Chicharito”
rebuscó el décimo gol blanquecino, mas Oier Olazábal, por fin, se dignaba a
cumplir con su encomienda: atajar. El delantero mexicano disputaría 30 minutos.
Sin lugar dudas el Granada
es un conjunto desprovisto de genios, los que obligaron a los de Ancelotti a
resurgir, a esbozar de nuevo honorabilidad y un futbol de clase, con sentido y
vocación.
El sparring de la Jornada 29 lo de menos fue. Se trataba de que el
Real Madrid se sintiese omnipresente, intimidante, justo cuando apremia el instinto
liguero de supervivencia.
ALINEACIONES
Real Madrid: Casillas; Arbeloa,
Ramos, Varane, Marcelo; Kroos (Illarramendi 56’), James (Jesé 61’), Modric;
Benzema (Hernández 61’), Bale y Cristiano. DT.- Ancelotti.
Granada: Oier; Foulquier
Babin (Murillo 61’), Mainz, Juan Carlos; Rico (Eddy 54’), Iturra; Ibáñez,
Candeias, Rochina (Piti 52’); y El-Arabi. DT.- Resino.
*Crónica publicada en el diario deportivo ESTO.
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