James... y nada más
MADRID, España.- La
marquesina optó por revestirse de luces amarillentas; estáticas, sin tintineos.
El pasatiempo vespertino careció de un antagónico famoso y de un libreto
apetecible. Por si fuera poco, y previendo la inocencia del villano, se
ausentaron, por dolencias o decreto, algunos miembros del reparto estelar, que
bajo otras circunstancias serían inmunes, incluso, a la criptonita. Sin
embargo, el final resultó el pronosticado. Victoria del Real Madrid sobre el
Almería, por marcador de 3 a 0, con anotaciones de James Rodríguez, un autogol
de Mauro dos Santos -en el que intervino Cristiano Ronaldo-, y otra más de
Álvaro Arbeloa, a pase de Javier Hernández.
Diacrónico por mucho tiempo
en el partido, el Madrid fue allanándose el camino como pudo, ante un rival
humilde pero ordenado, sabedor que los descaros en patio ajeno reviran animosas
bofetadas. La Unión Deportiva Almería se dedicó, casi siempre, a dejar jugar al
de enfrente, sólo cuando intuyó desbarajustes se arremangó la camiseta. Se le
vio tenso al equipo que tutela Sergi Barjuan. El descenso le resopla en la nuca
y parecía que ante el Madrid estaba obligado a gestar una proeza en lugar de
divertirse. Con suerte, maquillar nostalgias le hubiese servido de apapacho.
Asier Illarramendi,
probablemente, es el jugador más gris de los de blanco; qué poco recorrido
frontal tuvo, qué poca soltura, cuánto entumecimiento. Jesé le disputa la
candidatura. El ofensor canario sigue viviendo de ser considerado promesa;
hambre le faltó. Fabio Coentrao, quizás, es el más verde, por aquello de
madurar al margen de la filosofía implantada por su entrenador, Carlo
Ancelotti. Coentrao cobra en el Madrid y juega para Portugal. Punto. Y si con
matices andamos, seguramente, Toni Kroos es de color morado, porque de tanto que
trota, amortigua y recompone, yace, como de costumbre, al borde de la asfixia.
Él es el jefe, en ausencia de Luka Modric.
Un milagro. Un destello. Una
pifia. Una gracia. Cualquier cosa suplicó la grada para avivarse. James, por
telepatía –y por alguno que otro silbido- le escuchó. El colombiano reventó la
red de un zapatazo, al minuto 44, desde la frontera de la media luna, de zurda,
tras un equívoco monumental del defensor andaluz Ángel Trujillo, que rechazó
con la cabeza adonde nunca debe un catedrático del área: al centro.
Cristiano tuvo la
oportunidad de marcar porque sus compañeros lo admiran. Se solidarizan con el
lusitano cuando deambula entre el querer y la zozobra. Al minuto 48, intentó
rematar un centro raso de Kroos, habilitado por el mediocampista colombiano,
quien rubricó dos tercios de la diana con un pase filtrado, al hueco, que
posicionó mejor al ofensor germano en pro de la asistencia. Pero Dos Santos
frustró la reivindicación de CR al empujar la diagonal en propia puerta.
“Chicharito” pudo haber sido
otra vez la portada de los diarios, mas le faltó enganchar su pie derecho
cuando la bola le hizo un guiñó en el primer poste. A cambio, le devolvió el
favor de hace unos días a Arbeloa, cuando se estrenó como rompe redes en el
Bernabéu. Al minuto 84, el mexicano se desmarcó dentro del área para ceder la
esférica con la pierna izquierda al
desembarco del zaguero goleador. El cotejo estaba más que resuelto.
Los ingresos previos de
Francisco Alarcón y Lucas Silva se prestaron para darle cabida al regate y a
sus excesos. Isco es un volante prolijo, pero si economizara dribles sería
doblemente hechicero. Aquellos tintes surrealistas del malagueño y la sobriedad
táctica del brasileño relevaron a la visión y a la cadencia de un exquisito “10”,
capaz de acelerar las pulsaciones de un equipo desabrido en la Jornada 34.
James… y nada más.
ASÍ
JUGARON
Real Madrid: Navas; Arbeloa,
Varane (Nacho 85’), Pepe, Coentrao; James (Isco 64’), Illarramendi (Silva 64’),
Kroos, Jesé; Hernández y Cristiano. DT.- Ancelotti.
Almería: Rubén; Navarro, Dos
Santos, Trujillo, Mané; Berza (Azeez 66’), Partey (Espinosa 61’); Edgar (Zongo
58’), Corona, Dubarbier; Hamed. DT.- Barjuan.