Por la puerta grande
MADRID, España.- La noche de
ayer Javier Hernández se arrodilló como de costumbre en la medular del campo,
no para pedir milagros sino para darle a Dios las gracias. La fe, de vez en
cuando, gana partidos, forja leyendas, abona confianza y cosecha alegrías. El
Real Madrid avanzó a las semifinales de la Champions League. Porque monopolizó
el partido, porque recuperó añejas sensaciones, porque confió en quienes nunca
han dejado de soñar, y porque derrotó al Atlético de Madrid por marcador global
de 1-0.
Que a las galas se ha de ir
portando saco, camisa y corbata es un mito. A las ceremonias también le sientan
de maravilla los pantaloncillos cortos, un par de tachones y playeras de tejido
fino. Cortejos en donde se baila a ras de césped, al compás de del vitoreo, de
los reproches y lamentos. Porque la Champions se bebe a sorbos, se degusta
lentamente, apeteciendo su perpetuidad.
“Hoy nos dejamos el alma”,
se leyó al comienzo del partido sobre el Fondo Sur del estadio Santiago
Bernabéu; obviando el emisor, la misiva confortaba a los de casa. Pecando de
inocencia, de igual manera pudo haberse dirigido al visitante. Ambos destilaron
hambre y voluntad; sapiencia y estilo, obedeciendo cada uno a sus recursos y
prioridades. El Madrid haciéndose de la pelota, con un James Rodríguez
exuberante por la diestra, cual arquitecto de entes vanguardistas. El Atleti,
por su parte, resistiendo, declarándose admirador del vértigo.
Los colchoneros manufacturan
un equipo de autor que se excluye de trivialidades, las que ofrecen otros en su
intento de emular la conjunción perfecta. El “cholismo” predica el orden
táctico como primacía, la irreverencia como esporádica solución y la
solidaridad como soporte. Antoine Griezmann defendió tanto como Miranda, y Koke
se atrevió tanto, cuando pudo, como Mario Mandzukic. De pies a cabeza es un
equipo, en toda la extensión de la palabra. Guste más o menos, aquél es su
credo, y muchos son sus devotos.
Mención aparte a
“Chicharito”. Javier Hernández ha evolucionado como futbolista. Si anteriormente
presumía de velocidad, ubicación, tenacidad y pegada, ahora más. Está hecho un
todoterreno en los últimos dos tercios de la cancha. Se sabe competente por
naturaleza. Hernández probó suerte, mas resolvió con desatino de cara a puerta.
El gol le coqueteaba, sólo eran advertencias.
Ausente Luka Modric por
lesión, Sergio Ramos se adueñó del medio campo. Junto a Toni Kroos se volcó en
ataque, confiado por el atrincheramiento del Atleti, por la primitiva capacidad
de reacción del rival, y porque Pepe y Raphael Varane, custodios de las
esperanzas madridistas, estuvieron plenos en la resolución de los contados
roces que propiciaron a balón parado los vástagos de Neptuno, alicaídos a la
postre de la expulsión de Arda Turan por doble amonestación, a diez minutos del
final. Ni las incursiones de Raúl García y Gabi Fernández le concedieron al
Atlético de Madrid la amplitud de cancha idealizada por Simeone, ni la de José
María Giménez el soporte defensivo.
Entonces cundió la
efervescencia. Cristiano codujo por la banda derecha, donde se le ve poco; alzó
la vista y descargó a James Rodríguez. Mientras el luso pasaba por enfrente, le
devolvió la esférica para que prosiguiera la emboscada. Llegó raudo a línea de
fondo, con dos hombres respirándole en la cara. Al minuto 87 divisó a un
voluntarioso en la soledad del manchón de penalti. Filtró raso, en diagonal a
“Chicharito”, quien sobre la marcha, y con el portero Jan Oblak a la deriva, se
vistió de luces para salir a hombros y por la puerta grande. La noche de ayer,
pase lo que pase con miras a Berlín, fue y seguirá siendo del ya mítico “14”
blanco en un 22 de abril… Javier Hernández.
ASÍ
JUGARON
Real Madrid: Casillas;
Carvajal, Varane, Ramos, Coentrao (Arbeloa 90’); Pepe, Kroos, Isco
(Illarramendi 93’), James; Chicharito (Jesé 91’) y Cristiano. DT.- Ancelotti.
Atlético de Madrid: Oblak;
Juanfran, Miranda, Godín, Jesús Gámez; Tiago (Giménez 85’), Koke, Saúl (Gabi
46’), Arda; Griezmann (García 64’) y Mandzukic. DT.- Simeone.
*Crónica publicada en el diario deportivo ESTO.
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