Campeón a domicilio
MADRID, España.- Los grandes
equipos no viven de momentos, sino de trayectorias. La que ha exhibido el
Barcelona en buena parte del torneo le ha valido para ser campeón de la
temporada 2014-2015 a falta de una jornada para que finalice la liga española. Hace
un año en el Camp Nou, un cabezazo de Diego Godín le bastó al Atlético de
Madrid para igualar el marcador (1-1) y coronarse tras dieciocho primaveras sin
hacerlo. Ayer, en el estadio Vicente Calderón, una irreverente y descarada
escenificación de Lionel Messi dentro del área grande, al minuto 65, enclavó en
la vitrina blaugrana su vigesimotercera liga, desde la que obtuvo al mando de
Tito Vilanova en la temporada 2012-2013, en donde igualó con 100 puntos el
récord absoluto de la competición, que entonces desplegaba en solitario el Real
Madrid de José Mourinho. Cataluña canta el alirón, luego de una fructífera
resulta en la ribera del Manzanares por marcador de 0-1.
El Barça fue copando
terreno, ensanchando el campo, sin precipitarse en la elaboración de sus
ataques. No obstante, aunque esbozó par de intentonas en el primer cuarto de
hora, pareció demorar en sacarle aprovecho a la aceleración y la técnica de
Neymar Júnior, o la osadía de Pedro Rodríguez en ausencia de Luis Suárez,
quien, por cierto, volverá a citarse con Giorgio Chiellini en la finalísima de
Berlín. Después de Messi, probablemente, sea el delantero uruguayo el que mejor
se desenvuelve jugando de espaldas a la portería. Su baja privó a los
blaugranas de un hombre que hubiese contribuido a desestabilizar a un equipo
que se atrevió a adelantarse, al menos, diez metros como medida de presión, de
asfixia.
Del Atleti, poco futbol y
sobrada voluntad. Lo de siempre. Aunque se disciplinó de nuevo en labores
defensivas, fue superado por las conducciones de Iván Rakitic y de Andrés
Iniesta en la mitad de la cancha; futbolistas proclives a leer con más claridad
los partidos. Antoine Griezmann, de vez en cuando, cobijó a Fernando Torres en
la delantera, mas Diego Pablo Simeone, entrenador del equipo colchonero, lo
situó por en medio de Koke Resurrección y de Arda Turán con el objetivo de
ganarle la partida a Sergio Busquets, jerarca de la templanza y del respiro, de
marcar los tiempos de un conjunto vuelto solidario a la postre del parón de
inverno.
El portero del Atlético de
Madrid, Jan Oblak, fue el más tenso. Soportó envites por doquier sobre la recta
concluyente de la primera parte. Pudo lucirse al mandar a córner un disparo
largo y potente de Alves que, por poco, lo agarró desprevenido. Vital fue también
Claudio Bravo, el meta culé, quien con la cutícula, y de un manotazo, desvió el
único rejón forzado por los vástagos de Neptuno, un remate con la testa de José
María Giménez, a bocajarro, en el preludio del encuentro.
Quizá especuló el Barcelona
en el desenlace. Se adueñó de la posesión del balón, pero dejó de producir a
cántaros. Adormeció el cotejo, como aletargando al Atleti y a sus seguidores,
como acechando a su presa. La esférica se paseaba desde Jordi Alba hasta los
botines de Gerard Piqué. De los de Rakitic hasta los de Neymar… y de regreso.
Era cuestión de minutos para que los de Luis Enrique laceraran a la vez, y
según sus intereses, las voluntades de los dos clubes hegemónicos de la
capital. El que se aferra como tercer clasificado a la Champions del próximo
curso, el Atleti; y el que fantaseó en Cornellá con un trompique de su acérrimo
rival en el Calderón para mantener vivas sus ilusiones de campeonar: el Real
Madrid.
Pero Messi se obstinó con
ser hombre discreto hasta que se le brindó la ocasión de lucirse. La fue
cocinando; pegándose a la banda derecha, escabulléndose en punta, sumándose por
la pradera izquierda… testó cada hueco, hasta que se sintió cómodo. A pese de
Pedro, y dejando sembrada a la zaga, definió suave, raso, a la izquierda del
cancerbero. Con los brazos abiertos corrió al banderín de tiro de esquina, para
abracarse con los suyos, para gritarle al mundo que el Barcelona, después de
todo y de tanto, se ha vuelto a coronar en España. Su pragmatismo, aguante y
contundencia le hacen soñar con el triplete.
ASÍ
JUGARON
Atlético de Madrid: Oblak;
Juanfran, Giménez, Godín, Siqueira; Gabi, Suárez (García 67’); Griezmann, Turán
(Mandzukic 72’), Koke; y Torres (Ñíguez 80’). DT.- Diego Pablo Simeone.
Barcelona: Bravo; Mascherano,
Piqué, Alves, Alba (Mathieu 80’); Iniesta (Xavi 82’), Busquets, Rakitic; Pedro,
Messi y Neymar. DT.- Luis Enrique Martínez.
*Crónica publicada en el diario deportivo ESTO.
El enfrentamiento entre barcelona y Real Madrid es un partido de renombre mundial. Lleno de suspenso, porque son los mejores clubes de fútbol del mundo. Messi ha podido mantener el nivel máximo de manera constante durante mucho tiempo, ha seguido teniendo un rendimiento y datos sobrehumanos durante más de diez años, y ha progresado cada año, rompiendo y creando nuevos récords. Este juego vuelve a depender del gol de Messi. Estoy tan feliz.
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