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jueves, 20 de septiembre de 2012




Carrillo no llena las exigencias

DESDE su arribo a la institución auriazul, ha sido portada en diarios de circulación nacional más que los dirigentes electos en la actualidad; ha concedido más entrevistas que el propio Menotti cuando visita suelo mexicano; ha recibido más insultos que congratulaciones; ha hecho casi de todo, menos recibir el voto de confianza de su afición.

En verdad resulta complejo visualizar a Mario Carrillo en la dirección técnica del antagónico histórico del América, si bien es cierto que el Clásico nacional es protagonizado por la reyerta América-Chivas, también resulta excitante atestiguar un duelo de mayor exigencia, aquél que disputa el Ave contra los Pumas. Las raíces del anti-americanismo nacen del pique provocado por el monopolio televisivo décadas atrás, cuando era necesario forjar una rivalidad deportiva y comercial en una de las ramas de mayor envergadura en nuestro país: el fútbol, y es precisamente el Pumas-América el producto de ello.

Es el afamado "Capello" el estratega que consagró al América en la era reciente, y el único que lo ha hecho en los últimos 10 años; es Carrillo el que siempre se ha postulado como seguidor americanista desde que vio la luz por vez primera y, al menos, yo no le creo su papel de universitario, mucho menos el compromiso puesto en la mesa de "hacer feliz al aficionado" a base de buenos resultados.

Habrá quienes rememoren a Mario como el segundo hombre de abordo en la era Javier Aguirre al frente del proyecto Tricolor, o su paso decoroso por Europa como Auxiliar, -sin resultar espectacular-, aunque independiente de su vinculación con la internacionalización, Carrillo sigue siendo un estratega mediano, dejando "mal parados" a los dos últimos equipos que, se dijo, comandó: Tigres y Puebla, cosechando 13 derrotas totales al frente de ambos banquillos.

Las palabras expuestas cada noche en una de las mesas de debate futbolístico más importantes de México sonaban por demás lindas, otorgándole el "cliché" debido para afrontar un reto como  el implicado en el análisis de cada cotejo, sin embargo, el mismo efecto surgía al prestarle la debida atención al "Ruso", cuya carrera como timonel ha servido sólo para el anecdotario. Las "fichitas" juegan un rol importante, cierto, pero al momento de la práctica -a la postre de casi cuatro años sin pisar el área técnica- el contexto cambia, y los conocimientos atesorados dejan en predicamentos a quien osó suponer que dominaba el tema.

Puede reconocérsele, quizá, a Mario Carrillo como un profesional, pero resulta muy difícil reconocerlo como un dirigente capaz de afrontar una delicada situación como la atravesada por Pumas: jugadores que argumentaban que la carencia de resultados radicaba en ellos y no en Joaquín del Olmo, y que a la posteridad tuvieron que otorgarle las mismas justificaciones al "jefe" en tránsito con el pretexto de su reciente incorporación. Relegado tiene del once inicial a quienes se supone llegaron a Ciudad Universitaria para aportarle un extra a la dinámica del juego, aunque él no los pidió, en la emisión nocturna donde participaba reconoció siempre su calidad: Romagnoli, Lozano, Luis García, por ejemplo. ¿Irónico?

En Pumas no se debiesen concebir mayores experimentos, mucho menos la subestimación para con el rival en turno. Por eso Carrillo optó por sentar a Palacios y arriesgar con Patiño; por creer que nadie puede ser mejor que él, por suponer que San Luis haría poco con nada. Por vanidad.

Mario está pagando caro por sus desplantes del pasado a la afición universitaria, ¿a caso ya olvidó cuando consiguió el Campeón de Campeones por un marcador de 1-2 ante los Pumas, dirigiendo él al América, y sobrestimando sus dotes de "campeonísimo"? ¡Por favor!  Para un servidor, en menos de lo que ruge un puma, regresará un foro de televisión.

"El dolor es temporal, el orgullo es para siempre".

TWITTER: @Daniel_Chanona | vitrinadeportiva@hotmail.com

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