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Amante del periodismo y los deportes.

martes, 25 de septiembre de 2012



Atípico relato

ESCRIBO líneas desperdigadas sobre la hoja de texto virtual. Borro. Me detengo a pensar por instantes qué tema abordar. Retomo el escrito. Una nota nueva ha llegado a la redacción. No, nada interesante. Por un momentos creo oportuno señalar el caso “Chávez Junior”, sin embargo, evado la idea; sí, ya la han abordado en demasía. Es una pena, pobre Julio. Sí, no lo justifico, pero “el que con lobos anda…”, bueno, sigamos. El tema central de dicha colaboración me acongoje, me perturba, me desorienta. Comienzo a pensar que entablar una charla semanal no tiene por qué causar estragos en su redacción. Estoy en lo cierto, no los causará. Una y otra vez me detengo a revisar la Jornada –no, el diario no, me refiero a la fecha nueve de la Liga-. Nada fuera de contexto, expuso el ritmo mediano del Apertura 2012. Empate, empate, empate… ¡momento!, ah, sí… empate. Continúo intentando precisar el porqué de tan mezquinos resultados. No, ya dije, no debo ser tan duro. Ser flexible, ser flexible; repito dentro de mí. Un abultado marcador yace frente a mis ojos, sí, escrito en una de las páginas deportivas que suelo consultar. ¡Ok! No, tema derogado: Monterrey vs. Querétaro. Aunque me detengo y pienso: “vaya, los pupilos del ‘Vuce’ ganaron”, un vacio invade mi conciencia. Recobro el aire. “Cierto, derrotaron a Querétaro, ¿cuál es la novedad?”. Punto y seguido. Dirijo el Mouse del computador a la parte inferior de la pantalla. Clic. Minimizo la crónica. Deslizo el mismo a un costado diestro. Clic. Se maximiza una nueva fuente de consulta. Me enfadan las declaraciones de Diego Reyes: “no hay que victimizar el empate”. Respiro. Inhalo, exhalo. Ya. Exageré un poco. Retomo el tema. Parece que el joven aún no tiene conciencia de lo que representa, al menos ante un sector de los seguidores americanistas, el que Cruz Azul les haya sacado el punto. Me pregunto: ¿entablo un juicio para con su persona? Me respondo: no, mejor escudriño en YouTube. ¿YouTube? Sí, ese sitio de perdición en el que navegas sin descanso. Buceo entre las relaciones de la semana nueve del Torneo. ¡Un momento! Se me agota el oxígeno. Claro, simple metáfora. Y ¿por qué? Porque coloco el indicador del Mouse y produzco el video. Habla Sambueza. Sí, Rubens, el del América. Lo escucho. A la par, batallo con la tinta enclaustrada en el fondo de mi lapicero negro. Ello me impide tomar nota. Stop. Cierro los ojos. Recorro imaginativamente mi hogar en busca de un nuevo lapicero tinta negra. ¡Bingo! La mochila que llevo a la escuela. Me levanto de la silla. Empujo el escritorio. Camino hacia ella. Lo tengo. Retorno. Play. Va de nuevo. Habla Sambueza. ¿¡Qué!? Se dice feliz por el empate. Se dijo contento por no haber perdido, pero le frustra el no haber ganado. Vaya paradoja. Sí, dicho por él. Pienso: si tan solo las nuevas generaciones seguidoras del “Ave” se empapasen un poco de su historia y prosapia, no permitirían actuaciones carentes de decoro. Exploro con la vista el sitio web. Leo: “Piojo, Piojo, Miguel, Pijo”. ¡Piojo Herrara! Listo. Clic. Se reproduce un nuevo video. Habla. Se justifica. No reconoce fallas generales. Se vuelve a justificar. Termina. Abandono la página. Repaso posibles temas: Guerreros, ganó. Bien por ellos; Jaguares reta con desplegado a Cruz Azul. Será otro día; Madrid derrotó al Barcelona en la Supercopa de baloncesto: vaya jaleo. Rememoro: El Tri femenil venció 1-0  a Nueva Zelanda en el inicio del Mundial Sub-17. Bien. Aterrizo la idea y… ¡¿qué, cómo?! ¡¡Charros!! Espacio insuficiente. Archivo. Guardar como. Rotulo. Adjuntar archivo. Selecciono receptor. Enviar. Clic. Atípico relato. Escribí más de lo que imaginé.

“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”. TWITTER: @Daniel_Chanona

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