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Amante del periodismo y los deportes.

martes, 9 de octubre de 2012





LA modestia es quien actualmente acobija a la mayoría de los clubes en el futbol mexicano, adjetivo que va más allá de los elogios y la evasión de poses ególatras una vez conseguidos los pasajeros resultados. Me refiero a equipos limitados en el papel, y que a base de esfuerzos constantes logran atesorar mejores números una vez rebasada la mitad del Torneo.

Cuando el paso de un conjunto es, por demás inestable, implica que las labores cotidianas no son del todo benévolas para la inmediata reversión del suceso; sin embargo, el cosechar escuetos resultados y sobreponerse a una situación similar a sabiendas de contar con una “minúscula” paleta de recursos humanos es el marco apropiado para recibir desperdigados gestos de decoro. Soy de aquellos tipos que no creen en las “rachas”, sino en el trabajo. Sólo de ello depende una dinámica favorable.

Evidente resulta la mejoría que ha presentado Jaguares de Chiapas en sus más recientes cotejos disputados. La incorporación de Leiton Jiménez le sentó bien a la propuesta ofensiva que José Guadalupe Cruz pretende imponer. Si bien el colombiano se ubica por el costado izquierdo de la zaga chiapaneca, hay quienes aseguran que el mejor ataque es la defensa misma. Dicha acción llena de confianza a uno de los elementos que mayor virtud posee dentro del terreno de juego con la camiseta felina: Gerardo Espinoza, jugador versátil, audaz, quien al parece luce con mayor libertad y margen de coordinación en el medio campo, sabiendo que tras él hay alguien que solvente los embates del rival y, a la par, con el juvenil Amando Zamorano conforman los engranes principales que proporcionan el equilibrio adecuado del equipo. Las buenas actuaciones de ambos, le han constado la titularidad a Alan Zamora, a quien se le ve con mayor frecuencia en la Sub-20, y Luis Miguel Noriega, de perfil más reservado al momento de pretender buscar el arco contrario.

Miguel Ángel Martínez luce despreocupado de cargar con la responsabilidad total de la central chiapaneca aunado a su capitanía. Bien sincronizado con Jiménez, el argentino adquiere mayores espacios de medio sector hacia el frente, u opciones claras para la construcción de jugadas con el balón bajo el control de su equipo, puesto que Esqueda y Corral aprovechan sus respectivas bandas, a donde bien se repliegan, abriendo así los espacios para salir escoltados por el “Japo” –por izquierda- o Andrade –por la diestra-, quienes aguardan el movimiento oportuno Rey o John Córdoba, arietes que controlan –por lo regular- de espaldas al marco intuyendo el pique de quien le tocó la esférica, para respetarle el esfuerzo y lograr con ello una triangulación que culmine con el centro aéreo, medio o rasante al área y el remate propio del término de la jugada. Si el  rival adquiere una lectura apropiada del caso, gente como Andrade, Zamorano, Rey o Rodríguez  tienen la facilidad de empalmar con soberbia el balón e intentar incrustarlo en el marco rival. Sin mayor complejidad, y con más “talacha” que suerte, hoy Jaguares adquiere aquél sentido de juego que, lastimosamente para su afición, es exhibida en la recta final del presente, haciendo complejo su pase a la tan ansiada Liguilla.

Contra San Luis dominaron, impusieron y ganaron; pero resulta oportuno no caer en los alardes, porque si bien golearon a Reales, cabe reconocer que  el rival no propuso, no se opuso, no fue nada. Dándole, desde luego, la justa dimensión a las cosas.

“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”.

TWITTER: @Daniel_Chanona | vitrinadeportiva@hotmail.com 

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