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martes, 6 de noviembre de 2012



El monarca de la noche: Salvador Cabañas

NO hubo lente que no consiguiera eclipsarlo para el eterno recuerdo. Salvador Cabañas volvió a Chiapas… aunque sea por unos días para recibir la ovación de una afición urgida de un ídolo como lo fue él. Por ello, el Zoque produjo un aplauso ensordecedor durante su vuelta olímpica arriba de aquél convertible negro. Por aquella simple razón, la fanaticada naranja se entregó con tal fervor que los menos asiduos a su persona aclamaron también su retorno.

El portón teñido de blanco, situado al norte del inmueble, que conduce al estacionamiento particular del “Víctor Manuel Reyna” custodiado estaba aquél primer día de noviembre por contadas ilusionadas pupilas apenas marcaba el reloj las 16 horas; representantes de los medios de comunicación protagonizaron una atípica unifila con dirección al improvisado módulo donde autorizado sería su acceso tras entregarles la respectiva que los acreditaría como tal.

Villaseñor, Andrade, Arizala, Zárate… uno a uno los integrantes de la plantilla de Jaguares aparecían en escena minutos previos a su entrenamiento de las seis, donde no habría mayor protagonista que el “Mariscal”. 

17:26 horas: el choque de las palmas de quienes aguardaban a las afueras se hicieron escuchar. Eran pocas pero cálidas. Una Suburban blanca varó a escasos metros de la puerta del vestidor. De ella, escoltado por su padre, descendió “Chava” por el costado diestro, el opuesto a donde ubicada estaba la prensa. Estrechó la mano de sus amigos directivos y se encaminó hacia el recinto íntimo del Jaguar. Entonces, se dio luz verde para el acceso. “La credencial del Bono en la mano, por favor”, rezaban los encargados de coadyuvar el orden. El ingreso a la práctica nocturna exclusiva era para abonados. 

17:37 horas: Cabañas saltó al terreno de juego, vistiendo el uniforme de entrenamiento color azul marino. Alzó los brazos y esbozó una sincera sonrisa. Por segundos lo rodearon las cámaras, sin micrófonos de por medio, pues no hablaría. Se reunió con Martínez, Corral y “Japo”; intercambiaron frases del anecdotario por algunos minutos. José Guadalupe Cruz, por lo pronto, charlaba dentro de la cancha con Ricardo Campos, director deportivo, y Arturo Villanueva, director general del equipo. 

17:56 horas: Pepe concentró a sus pupilos en medio terreno. Palabras más, palabras menos. “Pambita” de bienvenida a Salvador. El trabajo regenerativo se puso en marcha. Trotó. Tocó la bola en espacios reducidos  y en el tenis balón. Hora y media de cánticos a su persona.

Es cierto, ya no es el mismo. Su motricidad es diferente, negada; sin embargo más lo admiro; a su lado humano, a su persona, por su fuerza de voluntad. Sin prejuicios, es un ejemplo de vida. ¡¿Cómo no?!  

Jaguares ya ganaba 3 por 0 al medio tiempo de la fecha 16; el túnel central abrió sus puertas. El sonido local pronunció su nombre. Se erizó entonces la piel del hombre, del fiel seguidor. “Gracias, mi gente”, citó. Habló Botello, quien preside la Junta Ejecutiva del club. Hubo esporádicos aplausos de por medio. Habló Juan, al menos eso intentó, puesto que el bullicio y la rechifla al momento sacaron de contexto cualquier grato protocolo; pronto, el actual Gobernador Sabines cayó, lo hicieron acotar su discurso, pues la noche de aquél dos de noviembre era sólo del histórico “10” felino… y de nadie más.

“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”.

TWITTER: @Daniel_Chanona | vitrinadeportiva@hotmail.com


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