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Amante del periodismo y los deportes.

martes, 12 de febrero de 2013




Doña Hortensia

CUANDO lo lesionaron de la rodilla en la Selección y él jugaba en España… ahí sí pensé que ya no volvería a jugar futbol…”...

Pudo colarse por la banda derecha tras encontrarse íngrimo por aquél corredor del área. Desfundó la grabadora y conversó abiertamente con quien hubo dado a luz a un emblema del deporte nacional, tal vez –incitando a la polémica-, al mejor futbolista mexicano en la última década: Cuauhtémoc Blanco.

Javier Gordillo Pérez, compañero y amigo, apasionado del medio periodístico, platicó en privado con ella, doña Hortensia Bravo, quizá, la persona que más anhela el retiro de su vástago, quien a la par comenta: “esa es su opinión… la decisión la tengo yo”, eco de la virtud que suele darle el tiempo para seguir jugando al futbol.

Gratitud, dijo, es lo que siente cuando la invitan a valorar la carrera futbolística de Temo desde la trinchera, ni un solo encuentro se ha llegado a perder mientras él sea quien muerda cada pelota en la cancha. Ni uno. Orgullosa externa el placer de poder abrazar a quien se ha vestido de verde en tres justas mundialistas. “(…) Aún tiene cuerda para rato… un poquito nada más, creo que este año se retira…”, advierte. Promesa que aún no consigue pactar con su hijo, sin embargo, ansía que Cuauhtémoc tome pronto tan compleja determinación, pues añora que Blanco juegue ya el rol de papá de tiempo completo, que la disfrute como madre y que se acerque más a su familia, misma que ve una vez por semana, pues viviendo en Culiacán es compleja la estancia duradera.  “Yo espero en Dios que se retire, ya le dio mucho a México y el futbol también le ha dejado muchas cosas buenas a él”, comenta con Javier.

Puede que sea la progenitora de un símbolo americanista, pero ello no la vuelve de hierro, y la angustia se apodera de ella de vez en mes, sobe todo a sabiendas del número considerable de patadas que le propinan a su hijo tras poseer cualidades innatas de cubrir con cadencia y consuelo la #5 entre los pies.

El regreso a Coapa luce difícil, el “equipo de sus amores” le negó la oportunidad del retiro con en el plantel de Miguel Herrera, directiva con la que Cuauhtémoc  ha intercambiado razones sin encontrar acuerdos convivientes para ambas partes, aunque el oriundo de Tlatilco, Delegación Azcapotzalco, no quita el dedo del renglón; tras aquella circunstancia, “el presidente de los Dorados le dijo que se retirara allá con ellos”, compartió Doña Hortensia quien, tras los cambios bruscos de camiseta que ha protagonizado Blanco Bravo, dijo inclinarse al equipo donde juegue su hijo de momento: “No he sido muy aficionada a un equipo determinado…”.

Rememoró la infancia del “Cuau”: “Él siempre andaba con su padrino de bautizo, él era el que se lo llevaba a las canchas de futbol desde los 6 años, y yo siempre iba a los partidos de ese equipo(…) él no pensaba dejar los estudios, desgraciadamente hizo su examen para entrar al Poli pero no quedó, y entonces ya se dedicó de lleno al futbol (…) muy travieso, muy polémico, no le gustaba perder, cuando jugaba caniquitas con sus amiguitos si perdía se las arrebataba y se echaba a correr (…) en la secundaria les escondía las mochilas y sus cosas a sus compañeras, a cada rato reportes de mala conducta (…) casi nunca le digo Cuauhtémoc… a veces sus hermanos le dicen así, pero siempre es Temo (…).

Reconoció que su vida es atípica por la fama de su hijo. Enmarcó los dotes de ser humano que posee Blanco: “No podemos ir con él al cine, al súper, cuando él está en el DF vamos mucho a comer a un restaurante de mariscos que a él le encanta, y la gente encima… es figura pública (…) es un excelente hijo, excelente hermano, excelente padre”.

Degustación total en tan suculento banquete verbal. Gran sazón, “chef”.

“El dolor es temporal, el orgullo es para siempre”. 

TWITTER: @Daniel_Chanona

PD: Crédito completo de las declaraciones vertidas a quien se jugó la vida  por conseguirlas entre el nunca y quién sabe (¡Je!), señor Javier Gordillo, por aquello del Copyright (¡Ja!)



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